domingo, 8 de enero de 2012

La Escuela Económica Islámica (III). La Economía Islámica: una parte de un todo

Desde la óptica del Mártir Muhammad Baqir As-Sadr
Autor: Muhammad Al-Husaini -Traducción del árabe: Feisal Morhell

La Economía Islámica: una parte de un todo 

La economía islámica es una expresión de la cosmovisión islámica para organizar la vida económica, la cual no está separada del conjunto de numerosas visiones islámicas que organizan otros aspectos de la vida del ser humano.
Esas visiones representan en su conjunto la estructura islámica general que procura organizar los diferentes aspectos de la vida humana. Por ello, son homogéneas y armónicas, se complementan unas con otras, y se considera a la exclusión de cualquier parte de esa estructura general y su alejamiento de la escena de la vida, como un intento de aniquilar las oportunidades de éxito en el accionar del resto de las estructuras islámicas, como un obstáculo de su accionar, y como un barrera que impide que dé sus frutos y rendimiento esperados.

Partiendo de esa realidad, el mártir Muhammad Baqir As-­Sadr hace hincapié en el importante papel que desempeñan las estructuras generales de los sistemas sociales para asignar sus lineamientos económicos. Por eso, considera un error que no demos la importancia correspondiente a la forma islámica general y que no tengamos en cuenta la naturaleza de la relación existente entre la economía y el resto de las partes del sistema, y la mutua influencia entre las mismas dentro de su estructura orgánica general.[1]



La estructura islámica general no está separada de las condiciones que le fueron dispuestas, sino que le fueron suministrados todos los elementos de permanencia y fuerza. Si la estructura islámica general consiste en el conjunto de estructuras sociales, económicas y políticas del Islam, entonces las condiciones dispuestas para estas estructuras -según lo delimita el Mártir As­-Sadr- constan de los siguientes elementos:

Primero: La creencia. Es la regla central en el pensamiento islámico, la cual delimita la visión fundamental del musulmán '. respecto al universo de una forma general.

Segundo: Los conceptos, los cuales reflejan la opinión del Islam para explicar los asuntos en base a la visión general que es determinada por la creencia.

Tercero: Las emociones y sentimientos que el Islam debe desarrollar y transmitir, y que marchan paralelamente a esos conceptos, puesto que el concepto -en su condición de visión islámica respecto a un suceso en particular- hace surgir en el alma del musulmán sentimientos particulares frente a esa realidad, y delimita su orientación emocional hacia ello. Por eso, los sentimientos islámicos son producto de los conceptos islámicos, los que a su vez fueron dispuestos a la luz de la creencia islámica.

Esa relación y mutua influencia entre las condiciones y la estructura islámica general, y el profundo vínculo existente entre los elementos de esa estructura, representan la condición fundamental para el éxito del sistema social islámico, ya que “... cuando la sociedad islámica perfecciona su orden y estructura general, sólo entonces podemos esperar de la economía islámica, que presente su particular mensaje en relación a la vida económica, que garantice a la sociedad las causa de la felicidad y el bienestar, y que obtengamos de ella los mejores frutos”.[2]



Notas:

[1] Ibíd. P. 291.


[2] Ibíd. P. 293.

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